Pican sin disimulo

En esta habitual alternancia de temperaturas de nuestro verano y ya en los umbrales del otoño, calor, humedad y reiteradas lluvias de carácter intenso, han provocado la aparición de charcos y bajíos inundables con retención de agua lo suficientemente dilatados en el tiempo, como para que los mosquitos depositen allí sus huevos y comiencen un nuevo ciclo de vida. Y no solamente estos receptáculos de por sí naturales son ocupados, sino también distintos recipientes que las personas abandonan en sus hogares y pueden llenarse en los temporales: cubiertas, latas, envases de vidrio y diversidad de sitios donde el agua se acumule. Y allí van a dar las posturas flotantes, las cuales hacen eclosión al cabo de pocos días. Los recién nacidos o larvas, viven en tales depósitos estancados, alimentándose de microorganismos y materia orgánica. Poseen en el abdomen un tubo o placa dorsal que asoma para respirar.

La siguiente etapa es la denominada "pupa", que también es acuática, libre y activa, la cual tiene asimismo una prolongación respiratoria sobre el tórax. El ejemplar adulto, tras nacer de la pupa "madura", es el mosquito, de vida aérea. Los machos de todas las especies se alimentan exclusivamente de néctar o de agua, pero -lamentablemente-, la mayoría de las hembras necesitan sangre para comer, la cual es necesaria para procurar y mantener los mecanismos de reproducción.

El riguroso frío de los inviernos locales suele ser cruel con nuestros "zancudos con estilete". Pero, si bien los diezman a mansalva, muchos sobreviven en los montes costeros, al amparo del sotobosque y la humedad de la hojarasca -que modera la temperatura-, alimentándose de menudas flores silvestres que permanecen y en el caso de las hembras, haciendo presa sobre animales silvestres y aún domésticos.

Entre los géneros Anopheles , Culex y Aedes , con presencia temporal o permanente en la región, hay especies que transmiten enfermedades humanas: malaria, dengue, fiebre amarilla y la filariasis. Más allá de las molestias directas que tienen por su picadura masiva, pueden, incluso, tener un influjo económico al disminuir el valor de las propiedades en zonas particularmente infestadas por ellos. Sabemos que en tegumentos sensibles, su ataque suele producir placas urticarianas extendidas pero de evolución breve, aún cuando muchas veces molestas. Un solo mosquito, por ejemplo y en ocasiones, no nos dejará dormir hasta su eliminación por métodos químicos o bien utilizando.una pantufla.

La aplicación en nuestra zona ribereña de fumigaciones con bioinsecticidas de bacterias de Bacillus thuringiensis -microorganismos causantes de enfermedades letales a la plaga- resultan ser de gran efectividad. No obstante, no solo destruyen a los dípteros, sino también que resultan afectados otros grupos de insectos inocuos o beneficiosos, incluso, para el hombre. Popularmente podemos decir que "en la volteada, caen todos".

Es más; día a día los mosquitos se vuelven resistentes al uso de tales insecticidas, tal su capacidad de adaptarse a los ambientes con gran rapidez en pocas generaciones, debido a su alto trámite de reproducción, lo que conlleva al desarrollo de sobrevida a la aplicación de tales tóxicos, tanto químicos como bacteriológicos.

Es necesario realizar previamente una evaluación real del daño ambiental o económico que podamos producir. Siempre es menester justipreciar la situación, estudiando la ecología de las especies y sus poblaciones, antes de efectuar el ataque en forma indiscriminada. Responsabilidad y posesión de un marco de manejo integrado, se hacen inevitables antes de prender el motor de la avioneta que tan alegremente nos bañará con sus millones de bacterias o sustancias químicas.

Mientras tanto, repelentes cutáneos y aún mejor, una " cachetada " bien puesta sobre el intruso picador de nuestra piel, pondrán las cosas en su debido lugar. Si bien suelen atacarnos sin previo aviso, a veces aquel zumbido típico de estos seres, nos dirá cuando una de ellas -un mosquito hembra- nos quiera " chupar" nuestros recursos sanguíneos. Sin alusiones personales de sexo., por supuesto.

 

 


 

 

 
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